Lenguaje corporal de dominio
Lenguaje corporal de dominio. No necesitas decir una palabra para mostrar poder. Tu cuerpo habla antes que tu boca. Y si no lo controlas, revela debilidad. El lenguaje corporal es la herramienta silenciosa de los hombres que mandan.
El cuerpo no miente. Y tú tampoco puedes permitirte hacerlo
Cuando entras a un sitio, tu postura ya ha hablado. Tu forma de mirar ya ha proyectado tu posición. Tu respiración, tus manos, tu energía… todo comunica.
La diferencia está en si lo haces por accidente… o con intención.
Paso 1: postura erguida sin rigidez
- Hombros hacia atrás, sin exagerar
- Pecho abierto, mentón recto
- Pies firmes al suelo, sin tambalearse
- Espalda alineada, sin encogerte
- Caderas firmes, no giradas ni cerradas
Presencia física real. No teatralidad.
Paso 2: contacto visual sin flaqueza
- Mira a los ojos, no a la frente ni al suelo
- Aguanta 2-3 segundos más que el otro
- Parpadea lento, sin nerviosismo
- Cuando escuches, no apartes la mirada
Los ojos del hombre dominante no suplican aprobación. Observan, evalúan, controlan.
Paso 3: control de gestos
- Manos visibles, abiertas, no cruzadas ni ocultas
- No toques tu cara ni tu cuello constantemente
- Usa gestos que acompañen, no que distraigan
- Mantén las manos sobre la mesa si estás sentado
Gestos precisos = mente firme. Gestos inseguros = caos interno.
Paso 4: ocupa espacio con propiedad
- Siéntate firme, sin encoger piernas ni brazos
- De pie, abre ligeramente las piernas (ancho de hombros)
- Evita balancearte, moverte nerviosamente o cerrar tu cuerpo
- Apoya un brazo en respaldo, mostrador o superficie sin miedo
Quien se encoge, se somete. Quien ocupa, manda.
Paso 5: dominancia en el movimiento
- Camina recto, sin prisa, sin arrastre
- Movimientos lentos y deliberados
- Al girar o moverte, hazlo con intención
- No hagas movimientos pequeños, bruscos ni repetitivos
Los depredadores se mueven con calma. Los inseguros, con ansiedad.
Paso 6: usa el silencio a tu favor
A veces no necesitas decir nada. Solo estar. Estar presente. Mirar. Escuchar. Respirar.
Esa energía callada impone más que mil frases improvisadas.
Los hombres que dominan su lenguaje corporal no llenan el aire con palabras. Lo llenan con presencia.
Dominio en cada músculo
El lenguaje corporal de dominio no se actúa. Se entrena. Es el reflejo físico de una mente fuerte. De un ego controlado. De una identidad que no se tambalea.
Y cuando lo controlas… nadie necesita que te presentes.
Ya saben quién eres.